Luis Arroyo tenía el proyecto de una bodega en el Marco de Jerez. Con una idea innovadora en la cabeza: hacer un vino de Jerez personal desde el principio, de diseño propio desde el primer momento. Tuvo que decidir entre la variedad de vinos de Jerez:
- finos
- manzanillas
- olorosos
- amontillados
- palo cortado
Los criterios que eligió se podrían plantear así:
- No quería crianza biológica —vinos bajo el velo de flor (una levadura)— (fuera finos, manzanillas, amontillados)
- Tenían que ser vinos de crianza oxidativa. Dos opciones:
- el oloroso, que se hace solo
- el palo cortao, el más dificil, el raro, el que dicen que surge por ‘accidente’. Pero el más atractivo, el más sugestivo
Finalmente, elige lo difícil pero atractivo. «Fue como una visión» (La Voz del Sur, Palo Cortado, el misterio era esto)