
Veamos lo que dice el escultor Eduardo Chillida sobre su proceso de creación, y cómo detecta sus nuevas posibilidades:
«Guiado por un aroma…cada obra un paso entre lo desconocido y lo ignorado…La forma al principio es casi como un aroma que se impone a medida que va precisándose… Este preconocimiento o aroma es mi guía en lo desconocido, en lo deseado, en lo necesario…Nunca discutí con él a priori. Y nunca dejo de hacerlo a posteriori»
(Aromas, Chillida, Editions Edouard Weiss, pp 7)
Chillida se abre a lo desconocido guiado por un aroma. Esa intuición, esa sutileza, es la que le señala la senda -la nueva oportunidad- a seguir. No es la razón sino la intuición, la que señala la posibilidad de creación. Al comienzo es algo ambiguo que, poco a poco, va tomando forma; y esa forma primigenia también sugiere. Es un preconocimiento para manejarse por el bosque tupido de lo incógnito. Y se deja llevar por él, “nunca discutí con él a priori”. Ese aroma de Chillida tiene algo de poético, lleva incorporado la mirada poética sobre la realidad.
Se abren pues nuevos caminos, nuevas oportunidades. ¿Hacia dónde? Hacia lo desconocido, hacia lo deseado, hacia lo necesario, nos recalca Chillida.
Probablemente, habrá que optar por una entre todas las nuevas posibilidades. Vendrá así la fase de evaluación, la discusión con el resultado. Así nos lo indica Chillida “Y nunca dejo de hacerlo (la discusión con esa intuición o preconocimiento que lo guía) a posteriori”